QUE VIVA CHICLAYO!

Por Fabiola Valle
La historia, las leyendas, la naturaleza y la gastronomía se funden como lecturas sagradas en Chiclayo. Por ejemplo, esta ciudad se caracteriza por tener los mejores museos precolombinos del país. Uno de los más importantes es el de Huaca Rajada, ubicado en el distrito de Zaña, en donde se expone la tumba número 14, que pertenece al sacerdote guerrero, cuyos restos son exhibidos en una urna de vidrio iluminada en la que también se ha colocado parte de sus ornamentos y joyas.
Si eres amante de la naturaleza, a unos 85 kilómetros de la ciudad de Chiclayo se encuentra la Reserva Ecológica de Chaparrí, situada en el corazón de Chongoyape, donde se puede observar osos de anteojos, venados, cóndores andinos, pavas aliblancas y diversas variedades de aves. Además, el área forma parte de los bosques secos del noroeste del país y posee una variada fauna y flora.
Si tienes espíritu marino, a 20 minutos de la Plaza de Armas déjate arrullar por el sonido de las olas del mar de Pimentel y disfruta de una inigualable puesta de sol.
Pero, si solo deseas pasear por el centro de Chiclayo, cualquier día es bueno para salir a caminar y apreciar el remozado Palacio Municipal, la basílica San Antonio, la plazuela Elías Aguirre, el Paseo de las Musas, la capilla La Verónica y la Catedral, ubicada en el parque principal de la ciudad.
Ni qué decir de la gastronomía. Esta guarda secretos ancestrales que deleitan a los paladares más exigentes. Entre sus principales platos figuran el arroz con pato, el cabrito a la norteña, el espesado de los lunes y el cebiche de caballa